Una reflexión sobre el ataque directo
Daniel Guerrero | Analista | @dga_futbol
Si bien el juego arroja definiciones, principios y conceptos,
considero que la relación que pueda existir entre ellos da pie a una
comprensión más cercana a la realidad y naturaleza de una idea de juego.
Las características del ataque directo son asociadas con alta
frecuencia al pase largo aéreo saltando la línea, ganar rebotes y montar una
segunda jugada, y aunque la repetición de este patrón de juego en ofensiva es
así, también hay que indicar que el juego directo puede pasar una pelota terrestre
por toda la cancha en profundidad para buscar la finalización.
El ataque directo nos habla sí, del eje longitudinal, de
pocos pases, pocos jugadores y poco tiempo de entre la gestación y la
finalización, sin embargo, un traslado rápido y profundo superando línea a
línea por tierra, tiene relación directa y cabe perfectamente con el juego
directo.
FOTOS – U CATOLICA
En
10 segundos, la pelota recorrió 110 metros. En ningún momento saltó línea y su
circulación fue a nivel de pasto.
La intención del balón largo por aire no siempre es juego
directo, también hay que tenerlo claro, y es por eso que la interpretación al
momento de la observación se vuelve fundamental. Alguna vez escuché una frase
que decía “Un periodista dice pelotazo / pase largo según el jugador que lo hace,
si es el canterano debutante es un balonazo y si lo hace un jugador de 34 años
con trayectoria en Selección Nacional, es un pase largo”.
Los despejes o los balones largos ante el primer esbozo de
presión alta de la oposición, nos arroja una probable conclusión: “Ante presión
alta, buscan saltar la línea”. Eso no es juego directo necesariamente. Las
intenciones de juego aparecen cuando hay un posicionamiento y los jugadores
toman la altura y las distancias de relación para realizar el tipo de ataque, saltan
a la vista porque se realizan contra cualquier tipo de defensa, presionante o
de contención. Ya después, sí, vienen las variantes reactivas contra equipos que
ofrecen características variables para recuperar la tenencia de la pelota.
Mi gusto - que no es lo mismo que una convicción - por
el ataque directo no existía hasta el 2do semestre del 2019 que me tocó
analizar para Necaxa en México, y es precisamente lo que me lleva a la
conclusión que “todo tipo de juego es agradable y eficaz mientras se entrene y
se tengan los jugadores para cumplir a cabalidad”, que hay especialistas
posicionales, que hay claridad en los conceptos principales y un compromiso a
morir con la idea, pero también, que existirán momentos en los que el equipo
requerirá tener más tiempo la pelota en los pies y debe de tener idea para
saber que hacer con ella sin optar por el juego directo.
No me gusta “inventar” porque en el componente táctico del juego
ya lo está todo, solo se va ajustando y modificando. Opto por emitir mis conclusiones,
y creo que el ataque directo no es solamente el famoso “pelotazo” si empezamos
a ser más respetuosos desde nuestro rol en equipos o medios y de sus
protagonistas. Comprenderemos que la eficacia y la belleza del juego pueden
brindar la armonía adecuada entre lo que se hace cuando se tiene la pelota, el
protagonismo y la finalización de jugadas.
Necesito tiempo, necesito aterrizar todo lo que ahorita
pienso, las conclusiones de este texto y lo que me da vueltas en la cabeza
hasta en la caminata matinal, porque el ataque directo, me parece -y es por
eso que necesito tiempo para estructurar la idea-, también es jugar bien.
Daniel
Guerrero | Analista | @dga_futbol
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